Por Adrián Ávila
Pocos artistas tienen la capacidad de enunciar lo simple como lo hace Mac DeMarco. Desde Rock and Roll Night Club (2012) hasta su más reciente producción, This old dog (2017), el compositor canadiense ha logrado desarrollar una obra capaz de recibir a cualquiera con los brazos abiertos. Pues si algo define a DeMarco, es su calidez.
A veces se vive con la idea de que el virtuosismo de un artista se define por las complejidades de su obra. Es sorprendente escuchar los estudios de Heitor Villalobos, las composiciones de Allan Holdsworth o los álbumes de Oneohtrix Point Never, pero no siempre lo aparatoso es capaz de transmitir un mensaje. Muchos elementos pueden llegar a ser una mera parafernalia.
Lo importante en muchas obras no es el número de elementos, sino lo que puedas hacer con ellos. Ya lo decía Bono en su versión de «All along the watchtower» en el Rattle and hum: «All I got is a red guitar, three chords and the truth». Sería muy pretencioso pensar que DeMarco tiene la «verdad», pero sí unos cuantos acordes, un par de dientes separados y un mensaje.
Mac DeMarco canta a la vida simple, lo cotidiano y lo sencillo a través de una musicalidad mesurada. Pocas veces tiene arrebatos que rompan la cadencia de sus composiciones. En todos sus álbumes, podemos encontrar el ritmo, tema y tono desde los primeros acordes. El resto es un desarrollo de los mismos a través de diferentes formas, el amor, el abandono, la vida, la muerte y sobre todo, el crecimiento como seres humanos.
En su álbum 2, podemos escuchar en «Cooking up something good» unos acordes similares a los de «Ode to Viceroy», «My kind of woman», o «Sherril», todos ellos con variaciones o distorsiones. Sin embargo, esto no nos habla de una pereza creativa, o de una tautología musical, sino de un estilo muy definido. Porque el artista canadiense sabe decir mucho con lo que aparenta ser muy poco.
En «This old dog», canción que intitula su último álbum, toma un sintagma relacionado con la gente terca, «old dog», para expresa su amor incondicional por una persona. Con algo tan simple, redefine un concepto del uso común. Y es algo que Mac realiza todo el tiempo, pues su música no sólo es la distorsión de lo que se escucha, sino de lo que se dice.
Pero también es importante considerar que Mac DeMarco es un artista que vive su en concordancia con su estilo. Mac es un hombre sencillo que constantemente rompe la frontera entre el artista y su audiencia. Cuando presenta sus álbumes, realiza parrilladas para invitar al público en general, comparte cosas íntimas en sus redes sociales e incluso, al final de su mini LP, Another one, dio la dirección de su casa para invitar a sus fans a tomar una taza de café.
Todos estos detalles hacen de Mac DeMarco un artista sencillo, cálido e íntimo. Su vida, su obra y su forma de ser sirven como un filtro para ver la cotidianidad a través de los ojos de un hombre que no se complica mucho la vida. Lo cual es un consuelo en tiempos tan complejos como los que enfrentamos. Pues sí, es necesario tener una crítica ante el mundo, pero a veces es importante tener una calma con nosotros.
El próximo año, Mac DeMarco visitará México para tocar en el Nrmal. Un lugar perfecto para el estilo del artista canadiense, pues es el festival donde se reúne la escena realmente independiente y los músicos se pasean entre su público rompiendo la brecha entre los creadores y los espectadores.
Mac Demarco representa un estilo de vida. Su música nunca está aislada de su personalidad. Hay una carga semántica en sus discos que va más allá de lo que podemos escuchar o leer. El arte no debe ser complejo siempre. A veces es necesario escuchar unos cuantos acordes simples y relajarse. Entender que todo puede estar bien.