Guiños en contrapunto. La dedicatoria en dos cuentos de Rosario Castellanos y Juan Vicente Melo

Por Laura Stephany Rocha

La dedicatoria es un lenguaje secreto expuesto a plena vista. Es un homenaje rendido entre artistas que muestra su amistad intelectual que va y viene en pequeños guiños inmortalizados en la literatura. Genette dice que la dedicatoria es una evocación y yo añadiría que es una provocación para sus lectores dado que se convierten en pistas de correspondencias, palabras de contrapunto que pueden leerse en paralelo.

«Tres nudos en la red» de Rosario Castellanos y «Cihuatéotl» de Juan Vicente Melo son cuentos publicados en La Revista de la Universidad de México (1961) y Los muros enemigos (1962), respectivamente. Ambos tienen como eje principal el nacimiento de un hijo que resulta decepcionante.

Castellanos retrata un asunto social donde una mujer nace como primera hija en la casa de la familia Sanromán en una época en la que era de vital importancia que la primogenitura la detentara un varón. Para colmo, debido a las dificultades del parto, se cancelan las posibilidades de un nuevo embarazo. Ello provoca una crisis en la familia por dos razones. La primera, es de orden económico: no existe heredero para las tierras y fincas de los Sanromán; la segunda, es de orden personal; la virilidad del padre se pone en entredicho por tener sólo un descendiente y para colmo, mujer.

Melo, por su parte, narra la decepción de que nazca Raúl, un hijo idiota que al padre le produce repulsión y asco, y a quien matará cuando lo empuje por la ventana tras tres años de ausencia. Estos nacimientos provocan un fuerte trastorno en la vida familiar que, por motivos distintos, los miembros de la pareja no pueden superar.

Vivir juntos, comer juntos, copular, hablar y no poder comunicarse. Así son las parejas de «Tres nudos en la red» y «Cihuatéotl». Si dijéramos que ambos cuentos son dibujos, el de Castellanos, por lo delicado, sería una acuarela y el de Melo sería un carbón con toda la fuerza de la técnica y el sombreado. Los personajes de Castellanos tienen dos motivos que rigen su vida: el dinero y el linaje. El protagonista de Castellanos, Esteban, tuvo el dinero y en torno a él construyó su vida. Con él pudo pagar la juventud y devoción obligada de Juliana, pero no su cariño. Pensaba arreglarle también el matrimonio a su hija Águeda, pero la Revolución se interpuso en sus planes. Era Juliana la que podía acercarse a él sin esas falsas pretensiones, pero en su lugar, decidió obedecerlas al pie de la letra. El marido y ella tienen reacciones que se complementan: él cree merecerlo todo por ser un Sanromán y ella cree que es verdad. Los veinte años de diferencia entre ambos, y el rango de Sanromán de su esposo, que ya no le decía nada a nadie, fueron abismos tan grandes, que ella no pudo atravesarlos para amar a su esposo ni a su hija. Como si cada uno de ellos se oyera desde un lugar muy lejano sin entender sus palabras aunque estuvieran en la misma habitación.

El narrador protagonista de «Cihuatéotl» no es diferente, aunque sus motivaciones sí. Él tampoco puede hablar con Clara, no puede enseñarle los restaurantes que le gustan, ni decirle lo que él quiere. En cambio, se deja arrastrar por ella. La siguió después del concierto, donde se conocieron; sin curiosidad para acostarse con ella, la siguió por la ciudad de pesadilla, entre los edificios cuyas azoteas se tocan como si fueran a tragarlos, la siguió después del cine por casualidad y la esperó en el bar por necesidad, para terminar de cumplir ese destino cíclico, ritualizado de reponerle a Clara el hijo que perdió.

Quedarse ahí por no saber a dónde ir. Cerrar todas las posibilidades y esperar que el tiempo transcurra sin que nada pase o que pase lo que tenga que pasar porque es inevitable. Así, sin meter las manos, con un sentido del deber que excede su humanidad. Juliana sirve los deseos de su familia sin esperar afecto y el narrador protagonista cuida a Clara, la fertiliza aunque se rebele y se marche tres años.

Hay diferencias de estilo entre los dos cuentistas. Mientras Castellanos narra la historia de una vida, Melo cuenta instantes, recuerdos, pensamientos que el lector debe terminar de hilar. Construye un laberinto de símbolos, referencias, pequeñas pistas que atienden a una totalidad inacabada por inexpresable.

«Tres nudos en la red» es una historia de mujeres donde Águeda y, especialmente, Juliana son protagonistas. Esteban es el engrane, la razón que las aglutina pero no las une. La infelicidad conyugal está vista desde un plano social. Melo, por su parte, plantea esa misma infelicidad desde un plano simbólico: al crear un protagonista masculino, sugiere que el sufrimiento es compartido.

Los dos escritores ven un mismo asunto desde distintos puntos de vista. Castellanos elige enfocarlo de frente, a nivel de tierra. Melo desde arriba y hace de Clara la mujer diosa, como sugiere su título; resignifica la relación marital, la hace redundante y temible: el hijo es un estorbo porque no permite el amor total, la sexualidad total, la unión total.

“La dedicatoria erige un monumento sutil ante el olvido”, dice José de la Colina. No cabe duda del deseo de inmortalizar una amistad o un interés literario en común pero la dedicatoria es también un monumento a la diferencia. Desde la dedicatoria se elige una postura, se enfatizan las divergencias de estilo, de forma y de visión. Es una posibilidad de lectura, una veta abierta al alcance del lector. Es un espacio donde reverbera el diálogo. Estos dos ejemplos evidencian el drama humano que el matrimonio y la falta de comunicación provocan, desde dos sensibilidades distintas que encuentran eco en la otra. Melo y Castellanos dejan testimonio de su amistad, de su afinidad y de su visión.

Bibliografía

Castellanos, Rosario (1961) «Tres nudos en la red», Revista de la Universidad de México, núm. 8, vol. 15, pp. 6 – 11.

Melo, Juan Vicente (1962) «Cihuatéotl» en Los muros enemigos, Xalapa, Universidad Veracruzana, pp. 67 – 112.

De la Colina, José (2013) «El arte de la dedicatoria» en De libertades fantasmas o de la literatura como juego, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 127 -131.

Genette, Gerard (2001) «Las dedicatorias» en Umbrales, México, Siglo XXI, pp. 101 -122.

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