En una entrevista para Pitchfork en 2016, Nicolas Jaar comentó que durante los primeros cinco años de su carrera, hizo música por mera diversión. De 2008 a 2013, exploró las posibilidades de la narrativa musical comenzando con su primer EP, The Student (2008). Para 2011, Space is only noise (2011), su primer álbum, representó el máximo exponente de su calidad como artista. Las cadencias melancólicas, los sonidos crepitantes y el cambio de texturas homofónicas a monofónicas se volvieron una marca distintiva del artista.
En esa misma entrevista, Nicolas comentaba que su siguiente obra debía ser tan buena como la primera para mantener su prestigio. Sin embargo, no fue así. Porque Sirens (2016), segundo álbum del artista, contenía algo que en su trabajo previo no aparecía tan claro: un contexto. Musicalmente, Sirens utiliza elementos que ya estaban en la discografía previa de Jaar, pero está vez se encuentran organizados para complementar un discurso: la reflexión histórica.
Desde la portada del álbum podemos observar la palabra SIRENS resaltando tres veces como si se tratara de una alarma o una llamada de atención. La leyenda «Ya dijimos que no, pero el sí está en todo» hace referencia al plebiscito chileno de 1988 para llamar a la democratización del país sudamericano.
Sirens inicia con «Killing time», un tema de once minutos done los primeros 40 segundos son silencio puro. La música aparece lentamente formando una atmósfera entre sintetizador, pianos y cristales rompiéndose. A la mitad una voz relata: I think we’re just out of time/ said the officer to the kid./ Ahmed was almost fifteen and handcuffed […] but confort says we’re fine. La historia parece hacer una clara referencia a los eventos de 2015, cuando Ahmed Mohamed, un muchacho de 14 años, fue arrestado en Texas por llevar una bomba a su escuela.
En tan sólo una canción, la obra de Jaar tomó una madurez política como no lo había hecho en años. Y no es que el artista chileno-estadounidense estuviera alejado de ese tipo de cuestiones, pero éstas parecían ocultas. En algunas canciones los diálogos y las voces parecían subordinados a la música, pero en Sirens se complementan.
Todo lo textual que aparece en el álbum nos invita a una reflexión histórica. En «The Governor», los versos: Find yourself and look back/ No one else will/ We’created a monster and it’s ready to build, llaman a la autocrítica y la forma en que nosotros mismos creamos monstruos. Y bien podríamos pensar en Trump, su elección a través de una democracia, su idea de construir un muro, pero los temas de Jaar son universales.
Nicolas tiene ascendencia directa de Chile, Francia y Palestina, y además ha radicado desde niño en Nueva York. Diferentes culturas con pasados políticos e influencias musicales están en la intertextualidad de Sirens. La oración No hay que ver el futuro para saber lo que va a pasar se repite casi al final de «No» como un recordatorio de la falta de conciencia histórica ante la obsesión por siempre mirar hacia adelante.
Además el pasado está presente de una forma íntima dentro del álbum. Desde sus primeras producciones, Jaar afirmaba que la cadencia melancólica en sus canciones estaba relacionada con el divorcio de sus padres y eso se podía identificar con la música. En Sirens no sólo encontramos esto, sino incluso una grabación donde Nicolas, de niño, dialoga con su padre Alfredo sobre diferentes asuntos que parecen tener relación con el trasfondo político: Una estatua no puede ser devorada porque es muy pesada para los leones; un señor dispara a un pájaro sin motivo aparente.
Al final, con su canción «History Lesson» Jaar cierra el álbum con una canción que recuerda el estilo de las baladas de los años 50. Jaar utiliza el pop como un instrumento de divulgación para dar una lección histórica. El músico aparece en Sirens como un heraldo que no necesita ver el futuro para predecirlo, pues reconoce la importancia del pasado.
Es curioso cómo los artistas se transforman con el paso de los años. Para Jaar este cambio vino en un momento preciso. Las tensiones políticas han generado una serie de discursos radicales alrededor del mundo y es un buen momento para que los artistas de su talla, se involucren de algún modo para promover la reflexión como un antídoto para los pensamientos radicales del mundo.
Nicolas Jaar se presentará el próximo 1 de abril en el Foro Pegaso como parte del cartel del festival Ceremonia. Sin lugar a dudas será una excelente oportunidad para escuchar a un artista que no sólo sabe hacer bien su música, sino que ha madurado y tiene una voz para nuestra generación.