El futuro que no esperamos: L’avenir, de Mia Hansen-Løve

Te llaman porvenir porque no vienes nunca.

Ángel González

Por Rafael Romandía

Existen dos formas de esperar, una en la que está claro lo que deseamos (o no) y otra en la que la no conocemos lo que vamos a desear o detestar, pero en ambas esperamos al menos ‘algo’, no importa que no sepamos qué. Hay una tercera pero que no necesariamente se trata de una espera, es esa en la que no estamos a la expectativa de nada y creemos que todo seguirá igual, que el futuro será el mismo. Siempre es mejor acudir a alguna de las dos primeras, la espera puede ser dura, pero no esperar nada es peor.

Mia Hansen-Løve ha construido en L’avenir, creemos, su historia más familiar. Quizá se trate de un retrato de sus padres, Laurence y Ole Hansen-Løve, ambos profesores de filosofía y que tienen su símiles en la historia. La protagoniza Isabelle Huppert, quien interpreta a Nathalie Chazeaux, una profesora universitaria que en pocos días ve su vida envuelta en una serie de cambios radicales, unos que no veía en el horizonte y que la toman por sorpresa. 

El personaje de Huppert se ve desplazada, sin siquiera esperarlo, en varios aspectos que solían arroparla. Sus formas de escritura ya no son bien recibidas por la editorial que ha confiado en ella por mucho tiempo. La mercadotecnia por encima de todo. Observa cómo una reforma laboral es rechazada por un sector de sus alumnos y eso desequilibra su relación con ellos. Su madre muere. La deja su marido, complice de cátedra que la ha acompañado gran parte de su vida, y su hija decide mudarse para comenzar otra vida en familia. Sin embargo, al menos en apariencia, enfrenta todo con aplomo. En muy pocos momentos se le percibe débil.

L'Avenir 3 Losange

André Marcon interpreta a Heinz, su esposo. Esa clase de persona que sí está a la espera de algo y en ocasiones sabe bien de qué. Hay una escena muy representativa de ello en la cinta. Luego de un viaje de Nathalie, él la espera en la que antes era su casa, el pretexto es el retorno de un libro. Es Navidad y su nueva pareja se fue a pasar las fechas con su familia en España. Él espera ser bien recibido debido a esa soledad momentánea e incluso una invitación a la cena que prepara Chazeaux para sus hijos. Sucede todo lo contrario, Heinz termina por irse y no por voluntad propia. Aguardar a que ocurra lo casi improbable no debería ser la primera opción, pero a veces es la única.

En ese trance, Nathalie acude al refugio intelectual y de personas que se mantienen con ella, el cual parece funcionarle para sobreponerse a la pérdida de estructuras que tal vez creía seguirían igual. Afianza su amistad con Fabien (Roman Kolinka), uno de sus exalumnos que le descubre formas distintas de supervivencia a la ciudad y le hace verlas posibles, con todo y que ella le cuestione si ese estilo de vida en el campo le traerá un futuro fructífero. Fabien duda instantes pero regresa firme a sus ideales.

Él, en ese intento por ayudarla, le insiste que a pesar de todo lo que le ha sucedido, debería esperar algo nuevo, una nueva pareja o nuevos retos en su trabajo. Un porvenir. Ella no está convencida de ello plenamente, prefiere refugiarse en otros lados y permitir que sus nuevas carencias que a la vez son libertades, le traigan por sí mismas una estabilidad.

«La identidad, que consiste en ser ‘algo’ eternamente, aburre», asegura el escritor español Juan Tallón. Probablemente no se refiera de forma literal a que debemos ser siempre distintos, camaleónicos, sino a que intentar ser los mismos todo el tiempo y aferrarse a ciertas estructuras ya establecidas, impide que recibamos los cambios de manera inteligente, y sobre todo llena nuestra vida de una monotonía perturbadora. 

L'Avenir 1 Losange

L’avenir forma parte de la 20º edición del Tour de Cine Francés.

 

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