La hora de Luisa Almaguer

Por Mixar López

Cantante y compositora trans de synth pop, Luisa 

Almaguer recomienda que el mejor momento para escuchar su EP Miljillo es después de masturbarte pensando en la persona que te rompió el corazón. Actualmente promociona su último sencillo “Exiliades”, que dialoga sobre la búsqueda de visibilidad en un contexto violento y asesino. Aquí una charla con esta artista, una entrevista que versa sobre los límites de la actuación, la sexualidad, la música, la guerra de identidades, la separación, la persistencia y Federico Fellini.

¿Cómo nace Luisa Almaguer?
Por cesárea, primogénita, mexicana.

¿De dónde proviene tu gusto por la actuación?
Tal vez de mis miedos y mi necesidad constante de aprobación.

¿Qué recuerdas del atrio de la parroquia de Azcapotzalco?
A mi papá contándome la leyenda de la hormiga que está en la iglesia, que cuando llegue hasta arriba, se va a acabar el mundo.

¿Cuáles fueron tus primeras aproximaciones musicales?

Mi mamá cantando “este niño lindo que nació de noche quiere que lo lleven a pasear en coche”.

¿Qué representó para ti Enrique Servín, guitarrista de Lowboy?
La relación más tóxica que he tenido, mi amor de pubertad, hacerlo todo mal, mi primer EP; se me caía la piel del llanto, a pedazos, como latigazos.

“No es sólo un asunto de ser hermoso o feo. Si uno lleva una mujer adentro, entonces…, pienso que dentro de mí había una muchacha. Si no hubiésemos tenido guerra, esa muchacha se habría quedado reprimida, pero gracias a la guerra, la muchacha salió al mundo”, escribe Yasunari Kawabata, en Primavera en el Monte Fuji(1958). ¿Cómo fue para Luisa Almaguer esa guerra?

Persiste, siempre recomenzando.

¿Por qué dolió tanto la separación de tus padres, y cómo coadyuvó esto al surgimiento de la mujer dentro de ti?

Dolió mucho por intempestiva, fue un torbellino. Siento que hablar de la mujer dentro de mí es como si una morra estuviera viviendo en mi cuerpo por ahí paseando y haciendo su vida y suena raro pero las crisis siempre te obligan a replantearte muchas cosas.

¿Qué pensaste cuando leíste por primera vez la palabra Trans?
Pensé que esa era yo.

¿Cuándo estuviste completamente segura de que eras mujer?

Desde que fui consciente.

¿Qué hay de Federico Fellini?
8 ½ me encanta y de morra más. Ahí supe más claramente que había algo con el nombre de Luisa que algún día descubriría.

¿Qué es Miljillo, proviene de la Echinochloa pyramidalis?
No, el pasto mijillo es sin l y Miljillo sí la lleva; así le puse de cariño a Enrique…, es una payasada pues.

¿Cómo fue trabajar con Abel Casillas?
Muy rico, ojalá repitamos todo lo que hicimos muy pronto.

¿Cómo es tu relación con la directora de cine Indra Villaseñor?
No la veo ni hablamos ni sabemos mucho una de la otra. Sé que ganó el Fonca y debe andar en eso. Indra es una mujer que admiro profundamente y estoy segura que en unos años será unas de las cineastas más destacadas e interesantes en México. Sabe muy bien lo que quiere. La recuerdo con mucho cariño y me enorgullece mucho el trabajo que hicimos en Sinaloa hace ya dos años.

¿Qué representa Rita Guerrero para Luisa Almaguer?
Una enorme inspiración. Siento que la conozco. Una noche en el Alicia. Su documental, sus amores, pensar que no me quiero morir.

¿Qué viene para el 2019?

Mi podcast en Puentes que se llama La hora trans, que es un proyecto dedicado a personas trans y sus historias de vida. Voy a estrenar mi segundo EP que se llama Mataronomatar; espero estar tocando seguido y seguir haciendo a La Virgen del Sexo en Asco.media. También quisiera tener algún espacio en medios para hablar de cine y otras cosas que me interesan como el veganismo, el feminismo, las drogas, la pornografía, etcétera. Prometo este año estar más cerca de la psicodelia y de los toquines a los que nunca voy, volver a terapia, grabar un disco con The TBD, sacar a pasear más seguido a Guido y, ¡ay, por favor, ya alguien descúbrame como no actriz!

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